Misiones Medicas

¡ÁNIMO, HIJA!

En esto, una mujer que hacia doce años que padecía de hemorragias se le acercó por detrás y le tocó el borde del manto. Pensaba: ‘Si al menos logro tocar su manto, quedaré sana.’ Jesús se dio vuelta, la vio y le dijo: -¡Ánimo, hija! Tu fe te ha sanado. Y la mujer quedó sana en aquel momento.  (Mateo 9:20-22) Este pasaje ilustra algo increíble. Muestra el cuidado y la preocupación de Jesús para los problemas ginecológicos más intimos de las mujeres. Quizás parece sin mayor significado, pero para una mujer sufriendo la vergüenza de hemorragias de largo plazo que la excluyó de la cultura y sin duda la causa de mucha frustración y desanimo, marcó toda la diferencia en su vida. Los problemas ginecológicos pueden ser dentro de las situaciones más vergonzosas y […]

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