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Celebraciones Sagradas

Hay celebraciones frívolas y también hay celebraciones tradicionales. Otras celebraciones que son rutinarias u obligación. Algunas son culturales o mandatorios por nuestras familias. Y luego están las celebraciones que no pueden describirse más que como sagradas.

Las celebraciones sagradas son las que tienen un aire de milagro, que hacen que un escalofrío recorran la espalda y llenen nuestros ojos de lágrimas. Estas son las celebraciones que pensamos que nunca veríamos, las que desafían el miedo, el caos y quebrantamiento que se desarrollan tras el telón.

En nuestro pequeño rincón del mundo, hemos tenido la verdadera alegría de experimentar dos celebraciones tan sagradas en los últimos días. Momentos de restablecimiento y descubrimiento. El honrar nuevas cosas, nuevos comienzos, y nuevas vidas.

La primera fue hace dos semanas cuando marcamos seis meses de sobriedad para 6 de nuestros clientes. Sus viajes comenzaron cuando El Salvador cerró. Encontraron refugio en el albergue temporal de emergencia durante los días más estrictos de la cuarentena. Esta disposición los llevó a un lugar de cambio forzado y sobriedad. Decidieron que no volverían. Desde que cerró el refugio, continuamos caminando con ellos ofreciéndoles alojamiento, apoyo, terapia, estudios bíblicos, entrenamiento, aliento, y conexión.

Algunos de estos hombres también completaron un programa de capacitación laboral esa misma mañana de septiembre, hace dos semanas, los honramos, los animamos y felicitamos, fue simplemente sagrado. Era sagrado, porque solamente la mano de Dios puede traer sanidad y nuevos comienzos del caos y el desorden.

Y luego, la semana pasada, en otra mañana sagrada, cuando la luz descendió sobre su rostro, honramos a un joven que se graduó del Programa Residencial un Nuevo Amanecer. La verdad  es que los últimos 6 meses ni siquiera fue la forma residencial para él, de la forma que se esperaba. Tuvo el desafío adicional de continuar su recuperación virtualmente. Ha realizado el arduo trabajo de terapia a través de una pantalla y ha hecho que funcionen con su familia, manteniendo los pies en un camino rocoso.

Con solo 17 años de edad, tuvo la determinación de seguir poniendo un pie delante del otro, de pasar de la adicción y el miedo a la plenitud y sanidad y una vida nueva. Se ha formado una conexión nueva con Dios y con su familia, volviéndose ese proceso realmente sagrado.

Cuando menos lo esperamos, Dios se mueve, interviene y hace una obra poderosa. Cuando nuestros esfuerzos por lograr a una programación perfecta se rompen en pedazos, él llena los vacíos. Cuando el mundo se pone patas arriba, Él no se conmueve y cuando nosotros nos quedamos cortos, Él nunca lo hace.

Por eso celebramos. Sí, celebramos la resistencia de nuestros clientes y la perseverancia de nuestro personal. Celebramos las oraciones constantes de nuestros seguidores y el compromiso de nuestros donantes. Pero el milagro proviene del Dios que lo une todo, da vida y hace algo que es verdaderamente sagrado.

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