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¡Frágil, Manejar con Cuidado!


Algunas palabras de Alexia Rodriguez, Coordinadora de Casos en El Centro de Recursos El Faro, reflexionando en el crisis de COVID-19 en El Salvador…

Cuando mi hijo tenía unos 4-5 años, amaba disfrazarse. Yo había puesto en su cuarto un “rack” para colgar los trajes que le iba comprando: Darth Vader, Spider Man, Optimus Prime, Bumblebee… Pero su preferido, por mucho tiempo, fue el Capitan América. De repente llegaba a mi cuarto o a la cocina a buscarme y me decía: “Mamá, cerrá los ojos… ¡Taraaán! Y yo, abría los ojos “sorprendida” y él orgulloso con su traje, su máscara y su escudo, hacía las poses de su super héroe favorito. Como jugábamos juntos, yo también tenía mi super heroína favorita: la Mujer Maravilla, ¡claro! Cuando mi hijo la veía en algún lado, siempre me decía: “¡Mirá, mamá, allí estás tú!”. ¡Ahhh…, los niños, con su mundo fantásticamente ideal!

Lastimosamente, los adultos podemos ver más allá y nos damos cuenta que el mundo no es fantástico ni ideal, y ahora menos que nunca con la crisis que atravesamos producto de la pandemia por el COVID-19. La crisis, por supuesto, ha desencadenado temor, angustia, incertidumbre, molestia y una serie de ajustes y/o cambios drásticos en nuestro estilo de vida que de otra forma quizás nunca habríamos adoptado.

Esta tarde, mientras ayudaba a ordenar y limpiar después de servir el almuerzo para nuestros clientes, como todos los días, tuve una sensación que me abrumó por un momento cuando  me vi las manos con guantes de látex  y me percaté de la mascarilla que tenía puesta y que me hacía sofocaba. En un instante,  pensé en todo lo que podría pasar, sentí temor, se me salieron las lágrimas y pensé qué difícil era que sentí todo eso y nadie a mi alrededor se dio cuenta. Me sentí  tan frágil, tan vulnerable…  Ahora, al escribir esto, pienso cuántas veces la gente que atendemos en El Faro, deben haberse sentido así, cuántas veces han sentido temor, angustia, incertidumbre, han llorado y nadie alrededor se ha dado cuenta… O peor aún, tal vez se dieron cuenta, pero no hicieron nada al respecto.

Sé que en tiempos de crisis las prioridades de todos cambian, y muchas veces las cosas que tenían un primer lugar pasan a un segundo o tercer plano, o incluso, las sacamos de nuestra lista, pero sí es importante decirles que nos mantengan en sus mentes y en sus oraciones. Para ustedes, que alguna vez han caminado por las instalaciones de MTES, han ayudado a servir un almuerzo, que han salido a preparar comida e ir a repartirla un jueves en la noche, que han dado un Estudio Bíblico, que han abrazado a un cliente, quiero ser sincera y decirles que se respira un aire más denso, se percibe cierta pesadez en el ambiente, pero también se anticipa la esperanza de saber que podemos hacer la diferencia para alguien… Para Reina, Josué, David, Carlos, Herbert, Francisco, Deisy…, para cada una de esas personas que Dios ha escogido para pasar por nuestras puertas y convertirse en nuestros clientes. Creo que puedo decir, sin temor a equivocarme, que nuestro anhelo más grande como equipo de MTES es ser una luz que pueda guiar a estas personas en la oscuridad que se impone cada día más densa sobre ellos. Hasta donde Dios y las autoridades nos lo permitan, esperamos seguir apoyándoles de la mejor manera posible para que así vean cuánto Él les ama y cómo usa, no super héroes para rescatarlos, sino hombres y mujeres reales, vulnerables, con cualidades y defectos, que estamos dispuestos a acompañarlos mientras  vuelve a aparecer el sol en el horizonte y la oscuridad que les rodea se disipa.

Orgullosamente, puedo decir que hoy, en nuestro equipo de trabajo, pude ver un “Super Man” en cada hombre y una “Mujer Maravilla” en cada mujer,  sirviendo, cocinando, interactuando con los clientes, organizando, planeando, tomando decisiones, siendo valientes y amables en medio de las circunstancias tan difíciles y cambiantes. Ninguno de nosotros teníamos un escudo como el Capitán América, pero sí mascarillas y guantes para poder acortar la distancia con nuestros clientes y seguir tratándoles con amor, respeto y dignidad; no teníamos super poderes para rescatar a todo el mundo a la vez, pero sí amor, determinación  y un fuerte llamado para continuar sirviendo a las personas que entraron por nuestras puertas hoy. Definitivamente, no pertenecemos a los Avengers o la Liga de la Justicia, pero hoy vi cómo hacemos un gran equipo para enfrentar enemigos invisibles que quieren amedrentarnos y hacernos retroceder en esta misión que Dios nos ha encomendado de cuidar y velar por los más necesitados.

Les animamos a acompañarnos también orando e intercediendo por esta población que usualmente es la más afectada en situaciones difíciles. Oremos por protección para el equipo de trabajo, sabiduría y gracia para el liderazgo, así como por provisión de recursos oportunos y suficientes para poder seguir atendiendo sus necesidades. ¡Gracias por ser parte del equipo de “frágiles super héroes” de MTES!

 

 

 

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