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LLEVAMOS UN AÑO

¿Quién más está entrando a marzo con cansancio? Hace un año de la pandemia y estamos todos cansados.

 

En El Salvador, se puede ver a los niños por todas partes porque las escuelas aún no han abierto para clases presenciales. Todavía hay gente al orilla de la carretera ondeando banderas blancas, pero afortunadamente muchas menos que antes. Mucha gente esta buscando trabajo, o trabajo extra para compensar por los ingresos perdidos durante la fase mas estricta de la cuarentena. Otros todavía están buscando formas de pagar los daños sufridos en sus hogares y propiedades debido a las tormentas tropicales que golpearon a El Salvador el año pasado.

 

Nuestros clientes también están enfrentando nuevos desafíos, y muchas personas se han unido a nuestra fila diaria de almuerzo, donde servimos comidas para llevar porque no podemos tener grupos dentro de nuestro edificio todavía.  Según un informe reciente del Programa Mundial de Alimentos (World Food Programme), el hambre se ha incrementado en Centroamérica cuatro veces más de lo que había hace dos años, con personas luchando contra la inseguridad alimentaria y más de 1 millón de personas en la región enfrentando una crisis alimentaria de emergencia. Sabemos que la gente tienen hambre de algo más que comida, por lo que nuestro equipo se queda afuera mientras la gente espera en la fila…compartiendo música en vivo, hablándoles, a veces jugando. No es lo mismo que sentarse juntos para compartir una comida cara a cara, pero sigue siendo un espacio en el día para ponerse en contacto y compartir apoyo durante un momento difícil.

 

Muchos negocios informales han surgido en la ciudad a medida que los salvadoreños se reinventan para encontrar nuevas fuentes de dinero. En muchos sentidos, este ha sido un año en el que hemos aprendido de todo lo que hemos visto a nuestro alrededor en El Salvador…resiliencia, innovación y sobre todo tenacidad. Qué privilegio aprender de nuestros vecinos y amigos que siempre se han afirmado durante tiempos de crisis, guerra, y catástrofes naturales que están fuera de control.

Algunas de nuestras clientes han sido las mejores maestras…llevamos un año y ninguna mujer de las que han sufrido explotación y trata ha vuelto a las calles desesperada. Han prometido no volver nunca más, sino seguir avanzando incluso cuando sea difícil.

 

Llevamos un año avanzando a pasos agigantados en la recuperación. La cuarentena en El Salvador estableció una estructura que proporcionó un trampolín para que 11 de nuestros clientes dejaran de consumir drogas y alcohol y pusieran la mirada en una nueva vida. Dos meses en nuestro albergue se han convertido en un año de sobriedad. Llevamos un año y no miran hacia atrás…solo miran el nuevo camino por delante.

 

Hace un año, Nuevo Amanecer se volvió virtual, pero aun así la recuperación sucedió, tres residentes se han graduado desde la pandemia, y más están en sus propios caminos para encontrar la salud y la libertad. Llevamos un año y tenemos un equipo saludable que trabaja para apoyarse mutuamente y para apoyar a nuestros clientes. Llevamos ya un año en que ninguno de nosotros camina solo, caminamos con el conocimiento que la mano de Dios esta sobre nosotros y que estamos aquí el uno para el otro.

No sabemos dentro de cuánto tiempo más podremos abrazarnos, sentirnos libres, adorar en la iglesia, y jugar sin un miedo acechante o una mascarilla sobre nuestras caras. Pero sabemos que seguimos avanzando y aunque estamos cansados, no estamos derrotados.

 

De hecho, llevamos un año y es posible que seamos más fuertes que nunca.

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