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EN LAS PALABRAS DE AIMEE…

En este época de verano pasado, tuvimos la bendición de tener con nosotros Aimee como un “intern de verano.” Ella tomaba la decision difícil para entregar su vacaciones escolares a servicio en Mission To El Salvador en vez de ganar dinero en Canada. Antes de salir, ella compartió algunas de sus reflexiones con nosotros. Lee abajo algunas de sus palabras mientras ella comparte aspectos de su ministerio como voluntaria que le impacto a ella más durante su verano de servicio en El Salvador.

Un evento recurrente que fue de mayor impacto para mí fue repartiendo comida con las personas que se encuentran en situación de calle. Crecí toda mi vida como una cristiana, siempre entendí la importancia de la oración, y nunca he luchado para orar – hasta que llegué aquí. Pasando por las calles del centro de San Salvador y viendo las condiciones en cómo están viviendo la gente quebró mi corazón. Me toco fuerte ver gente durmiendo entre basura usando cartones o bolsas plásticas para cubrirse.

Tengo un recuerdo distinto de la primera noche que salí con el staff. Solo he estado en El Salvador un par de días y estaba sentada adentro del pickup porque tuvimos un grupo de voluntarios grandes y no había espacio atrás. Tuve el pensamiento que iba a ir para apoyar con oración, porque no fue es en la cama ayudando de repartir las comidas. Mientras salimos, preparé mi corazón para orar por la gente que vamos a servir. No pronuncié ni una palabra esa noche. Nunca me había sentido tan sin palabras. Mientras pasamos por la ciudad y yo vi la realidad cruda de la pobreza de tantas personas, no podía pensar ni siquiera por dónde comenzar mis oraciones.

Una persona que nunca olvidaré es una niña pequeña, quien no mayor de 7 o 8 años. Ella se acercó al pickup sola para conseguir su bolsa de comida. Intente de formar las palabras para orar. Ore por su seguridad, por que ella puede encontrar un lugar cálida y seca para dormir esa noche. Ore por que ella estuviera segura de cualquiera persona que quisiera aprovechar de ella. Ore por sus oportunidades futuros, por educación y una vida más allá de las calles. Hay tantas cosas por las que podría orar por esta niña en particular, pero estaba tan abrumada con las necesidades de solo esta una niña que no sabía dónde empezar.

Mientras yo miraba en las caras de los cientos de personas que pasaron en esta noche, no podia pronunciar ni una sola oración coherente. Esta experiencia fue tan humilde. Aquí estoy, aqui para servir, y ni puedo orar quieta sola. Me acordé que Dios sabia lo que sentía mi corazón que no podía expresar. Él ve a estas personas. Él sabe el nombre de cada persona. Él conoce sus historias y Él entiende sus luchas. Él sabe lo que necesitan, y Él sabe que yo necesitaba que e recordaran cómo está Él aquí y cómo lo sabe todo.

Esto fue otro recordatorio de entregarle todo lo que hago y todo lo que haría en mi tiempo con MTES a Él. Sin Él, no puedo hacer nada. La impotencia es el peor sentimiento, pero alabado sea Dios porque Él es un Dios que da esperanza y restaura las cosas rotas. A veces todavía me cuesta encontrar las palabras para orar, pero he desarrollado el hábito de orar sin palabras. Mantener mi corazón y mi mente abiertos al Espíritu Santo, simplemente entregándolo todo a Dios porque sólo a Él realmente lo sabe.

Estas palabras son sólo una muestra de las muchas maneras en que Aimee creció con su compasión por El Salvador y su confianza en Dios mientras servía. Sus habilidades en español y su comprensión intercultural crecieron a medida que aprendió sobre El Salvador y se asoció con nuestro staff. Ella demostró una y otra vez cómo Dios puede obrar en nuestras vidas cuando simplemente vivimos con las manos abiertas en su servicio.

¡Muchas gracias Aimee por servir con nosotros y por ser tan dispuesta a dar su corazón, tiempo y compasión!

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