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MI VIAJE A EL SALVADOR

Ya llegamos al etapa del año cuando mucha gente toman tiempo de hacer voluntariado a fuera de su contexto normal…ya sea en otra ciudad o alrededor del mundo, a menudo anticipan una experiencia que los cambiará. Esperamos que todos quien visita a nuestro sitio tienen la oportunidad de aprender y servir, para cambiar los demás y ser cambiado…¡transformación mutual es una de nuestras metas!

Por favor únete a nosotros en oración mientras preparamos para dar la bienvenida a nuestro intern y los equipos de “Aprender y Servir” que van a visitarnos. Tómese un momento para leer un testimonio de uno de los miembros del un equipo que nos visitó en 2022 para aprender más acerca de la experiencia…


Cuando mi familia se inscribió para un viaje misionero a El Salvador, estaba emocionada pero nerviosa. Nerviosa porque no hablaba español, no veía cómo mis habilidades ayudarían la gente de El Salvador, no sabía si El Salvador era seguro y no sabía cómo encajarían mis hijos adolescentes con el resto del grupo de voluntarios. Es posible que observará un patrón. Yo…Yo…Yo. Estaba haciendo el viaje por mi familia y por mí, pero como siempre los hace, Dios se encontró conmigo en mi incertidumbre y me mostró que los viajes misioneros tiene que ver con Su gloria y que no tenía que preocuparme.

Dios borró mi miedo y bendijo con relaciones con nuestros increíbles traductores y los clientes de Mission To El Salvador. El hecho que hablara español no fue un problema porque MTES contrató traductores para ayudar a nuestro equipo a comunicarse con los salvadoreños. Las traductoras fueron extraordinarias jovencitas que pusieron todo su corazón en servir a los clientes ya nosotros en Mission To El Salvador.

Como no soy hábil en construcción, ni manualidades, ni particularmente buena en los deportes, no estaba segura de cuál sería me valor para el equipo. El primer día, me quedé atrás, sin saber qué hacer. El segundo día, nos animamos a hablar con los clientes del Centro de Recursos El Faro. No hay nada mejor que relacionarme auténticamente con gente nueva, así que me sumergí y tuve algunas conversaciones geniales para honrar a Dios. Al día siguiente, me asignaron tareas de cocina. Ayudé a cocinar una comida, lo que hago todos los días para mi esposo y mis hijos. También limpié la cocina, otra tarea que realizo en casa. Dios incluso me sumergio un poso al permitirme dirigir un estudio bíblico con mi esposo. Aprendí que Dios siempre abre un camino para nosotros cuando damos un paso de fe.

En todo mi tiempo en El Salvador, nunca me sentí insegura. Desde el momento que llegamos, Dios me dio una sensación de paz durante todo el viaje. También ayudó que Jon y Danielle fueran tan considerados con nuestros arreglos. Nos alojamos en una comunidad cerrada y teníamos conductores que nos mantenían seguros en las carreteras. La reputación de Mission To El Salvador en la comunidad significaba que estábamos protegidos. Todo nuestro equipo se liberó de preocupaciones para concentrarnos en el trabajo que Dios había reservado para nosotros.

Dios se mostró a los grande cuando se trataba de los roles de mis hijos en el equipo. Desde el primer día que llegamos, mis hijos se sumaron, listos para entablar relaciones con los jovenes de Nuevo Amanecer. Sin ninguna indicación nuestra, jugaron juegos de mesa y fútbol; bromearon y hablaron y crearon amistades genuinas. Dios estaba tan claramente presente en la velocidad a la que se produjo la unión. Como madre, fue un placer ver a mis hijos construir relaciones sinceras con adolescentes que no se parecían a ellos ni hablaban el mismo idioma, pero Dios los guió en el momento de relacionarse con los adolescentes. Mis hijos llegaron a casa como personas diferentes, listos para servir incluso en situaciones incómodas.

Si está considerando un viaje misionero, no permita que sus miedos e inseguridades le impidan hacer el trabajo que Jesús le pide que haga. Mientras el viaje no siempre fue perfecto (apenas dormí la primera noche que estuvimos en San Salvador, gracias a un gallos justo afuera de mi ventana), Dios se encontró con el equipo y conmigo repetidamente durante la semana. Sucederán cosas increibles cuando hagamos espacio para que Jesús haga su obra.

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