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Sembrando


Alguien está sentado a la sombra de un árbol el día de hoy, porque otro lo plantó hace mucho tiempo.

Warren Buffet dijo estas palabras, y no tengo duda que su intención fuera hacer una observación acerca de la inversión de negocios. Pero, en realidad, estas palabras pueden referirse acerca de cualquier inversión.

Una cosa que he aprendido a lo largo de los años es que el ministerio urbano se trata más acerca de la inversión, que cualquier otra cosa…se trata más acerca de sembrar que de cosechar. Se trata de caminar por las calles buscando la tierra fértil, quizás escondida atrás de un muro cubierto con grafiti o razor. Se trata de encontrar una semilla en la profundad de mi bolsillo y lanzarla, pero quizás ni yo mi misma creería que va a echar raíces.

La siembra es calurosa y agotadora, es implacable, y parece que nunca terminará, como si no fuera a dar fruto jamás. Hay riego y cuidado. Después hay más siembra, más riego, y todavía más cuidados. Nadie sabe si un árbol logrará crecer en este ambiente.

Pero, luego, a veces lo hace.

Las raíces empujan hacia abajo en la tierra, buscando el suelo refrescante, arrinconándose en las profundidades nutritivas. Un brote tiernito se extiende hacia el sol con los brazos levantados y aparecen pequeñas hojitas verdes.

Trágicamente, a veces esos pequeños crecimientos esperanzadores se cortan en el caos y en la oscuridad. Entonces, luego volvemos a plantar, cultivar, y cuidar. Y, a veces, esas vidas pequeñas vuelven a surgir a través del concreto y la tierra.

Entonces, la siembra no puede terminar. Porque, no se sabe cuál semilla va a crecer y producir raíz, ni cual plantita va a sobrevivir a la tormenta. Porque yo no tengo el poder de dar la vida, simplemente estoy llamada a las tareas de sembrar, invertir, y cultivar la tierra.

Milagrosamente, una comunidad de sembradores me rodea, se enrolla las mangas, se arrodilla en la tierra. Esta comunidad ha llegado con la misión de dar sombra a los brotes pequeños, para dar unas gotitas más de agua, para trabajar hasta entrada ya la noche.

Quizás tu estas sembrando con nosotros. Quizás has sembrando una semilla hacia el campo de San Salvador a través de una oración susurrada, una donación de comida, una contribución de dinero, o una semana de servicio. La siembra también te pertenece, no es nuestra solamente.

El trabajo no termina y la verdad es que en realidad no podemos ver el final. Podríamos plantar, trabajar y agacharnos a tierra. Es posible que no sintamos la sombra de un árbol que se extiende sobre el pavimento agrietado. Sino que seguimos trabajando, y seguimos cultivando el suelo en el calor de una tarde lejana, alguien más se sentará a la sombra de estas gloriosas hojas.

Hoy plantamos porque creemos que un día éstas calles estarán sombreadas, éstas raíces crecerán profundamente y éstos árboles poderosos se levantarán para encontrarse con el sol.

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