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¿QUÉ TIENES EN CASA?

Un grupo de mujeres en el Centro de Recursos El Faro.

Una mujer se encontraba en una situación despertada. Su esposo estaba muerto y sus hijos  estaban a punto de ser vendidos. Ella estaba agotada por la pobreza y injusticia y la única manera de pagar su deudas era a través de la venta de su hijos a la esclavitud. Ella buscaba donde muchos buscaban cuando sus situaciones aparecen imposibles…buscan a aquellos que dicen estar cercanos a Dios. En esto caso, ella buscó al profeta Eliseo. La narrativa completa puede encontrarla en 2 Reyes 4:1-7.

Eliseo estaba presente en su sufrimiento y la escuchaba a su llanto. Pero él no aportó dinero a su problema ni le predicaba u ofertaba consejos financieros. Él vino con una pregunta que puede parece bastante rara por nosotros.

Le pregunto Eliseo–.Dime, ¿qué tienes en casa?

La primera reacción de Eliseo, fue incentivarla a ver a su alrededor en medio de su vulnerabilidad, su pobreza, su explotación y identificara lo que ella ya tenia. ¿Lo que ella ya poseía? ¿Lo que ella podría llevar a la mesa? ¿Lo que ella ya tenia justamente al mano?

Cuando nos acercamos a aquellos que tienen necesidades, es muy fácil olvidar que no tenemos las respuestas. La verdad es que quizás ellos mismos son la respuesta a su necesidad. ¿Por qué no inventariamos con ellos todo lo bueno que ya tienen? ¿Por qué presumimos que nosotros tenemos que ser los salvadores con todos los repuestos que ellos buscan?

La viuda encontró una jarra de aceite, un punto para iniciar. Después Eliseo decía algo completamente inesperado, “–sal y pide a tus vecinos que te presenten sus vasijas.”

Eliseo primero la incentivó a ver lo que poseía, y después la animó a buscar a su alrededor para ver lo que podía encontrar en su comunidad.

¿Qué pasaría si dejamos de decirle a las personas en situaciones vulnerables que deben salir de sus comunidades para encontrar soluciones? ¿Qué pasaria si les decimos que busquen sus casas? ¿Que vean lo que pueden encontrar con sus vecinos? ¿Qué pasaría si les ayudamos de ver que Dios esta trabajando en todas partes?

Y Dios obró. El aceite empezó a fluir…de la jarra de esta mujer que ella encontró en una esquina oscura de su propia casa y de las jarras que su vecinos juntaran para su causa. Juntos ese día, evitaron la tragedia mientras la mujer identificaba lo que ella tenia en sí misma y lo que ella tenia en su comunidad.

Dios no lo hizo un milagro a través Eliseo este día. En cambio, Él simplemente usó Eliseo para recordarle a la mujer que Él ya estaba trabajando en su casa y en su colonia.

¿Y si en nuestros “viajes de misión” y “días de servicio” pasamos menos tiempo intentando  dar soluciones a problemas y más tiempo dirigiendo la gente hacia los milagros que Dios ya esta haciendo dentro de ellos? ¿Qué pasaria si nos convertimos en mejores vecinos? ¿Y si formamos conexiones sociales mas fuertes en nuestros comunidades? ¿Qué pasaría si ayudamos que el aceite fluya?

Quizás jóvenes no tendrian que morir y las madres no se quedarían llorando. Quizás los viejos y hambrientos no serían tan vulnerables. Quizás deberíamos para de vernos a nosotros mismos como la fuente del milagro y en cambio darnos cuenta del privilegios que tenemos al caminar en los lugares sagradas donde los milagros pasan todos los días.

Qué pasaría si paramos de preguntarnos cómo podemos ser la solución de cada problema y empezamos a preguntarnos algo completamente diferente:

¿Qué tienes en casa?

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