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Una Angustia de Proporciones Pandémicas

La semana pasada en nuestra reunión virtual con nuestro personal, escuchamos uno a uno acerca de sus actualizaciones no solo sobre trabajo, sino también acerca de la vida. Todos estamos experimentando casi las mismas cosas dolorosas. Amigos que han fallecido, familiares enfermos y sufriendo, cuerpos debilitados por episodios personales por “el virus” y el profundo dolor de no poder llorar junto a otros que están enfermos y lastimados. Nuestros clientes también lo sienten. Muchos de ellos han estado enfermos, tienen hambre, y no tienen recursos para mantener sus familias. La angustia se está extendiendo como un virus.

Funerarios esperando afuera del Hospital Rosales para recoger víctimas de COVID.
Photo credit: elsalvador.com

En una cultura donde se vive tanto en comunidad, estar separados es una perdida conmovedora. No poder llorar juntos por una muerte, orar personalmente juntos, o llevar una sopa de gallina a la cama de un ser querido enfermo, si duele mucho. Todos conocen a alguien que ha muerto, que ha perdido sus ingresos o que está luchando por sanar. El sistema de salud en El Salvador ha colapsado. He escuchado experiencias de amigos que han permanecido en los escalones de los hospitales (públicos como privados) luchando por respirar, solo para ser rechazados, recibir quizás vitaminas, les han dicho que se recuesten boca abajo y oran por su recuperación. Algunos rechazados de los hospitales nunca regresaron a casa. Cuerpos sin vida se retiran de escalones de hospitales, de taxis en el camino, o se recogen de las casas donde alguien nunca despertó. El número de muertos aumenta, pero nadie parece saber exactamente, que tan alto es.

Ha comenzado una lenta reapertura de la economía. Demasiada lenta y tardía, ya que los funcionarios públicos se enfrentaron a decisiones complicadas. El Estado de excepción ha finalizado, pero muchas empresas permanecen cerradas y la economía se ha estancado en la Fase 1, y la Fase 2 se ha retrasado aún más.  El Salvador ha sufrido solo en el primer trimestre de este año, pérdidas económicas devastadoras. El clima que existe para la inversión es el peor desde 1995. Hay informes de 161,000 trabajadores del sector informal, como vendedores ambulantes, sin trabajo y 226,000 desempleados adicionales del sector formal. El gobierno exigió a las empresas mantener sus planillas durante meses, mientras permanecían cerrados, causando devastación a la emergente clase media de empresarios. Incluso los grandes empleadores han tenido que dar inicio a despidos masivos, por lo que se espera que estas cifras de desempleo aumenten.

América Latina entera está en una situación desesperada. Como región, la economía caerá al menos un 10%, y El Salvador está en camino de tener la economía más afectada en América Central.  El turismo ha dejado de fluir hacia la región, y las remesas enviadas desde los EEUU tampoco están llegando. En El Salvador, en abril de este año se vio una disminución del 40% respecto al mismo mes del 2019. La deuda profunda sigue afectando a El Salvador junto con Honduras y Guatemala. Los tres países del Triángulo Norte están pagando más por sus deudas que por el sistema de salud en medio de una pandemia mundial.

Todavía hay banderas blancas ondeando como señal que la gente necesita ayuda.

El Salvador comenzó el 2020 en una etapa optimista, ya que la violencia disminuyó y las inversiones aumentaron. Pero ahora se proyecta que el impacto combinado de la pérdida de remesas y el desempleo elevará la tasa de pobreza en El Salvador del 30% al 51.4% por el final de 2020.  Esto hará que la economía de El Salvador retroceda 22 años, a cuando era un país que todavía estaba en sus primeras fases de recuperación de una guerra civil.

Otras cosas siguen afectando a El Salvador también, incluyendo una plaga literal de langostas. Podemos escuchar rumores de los campos en las afueras de San Salvador amenazando destrucción a los cultivos en un país que ya tiene hambre.  El Salvador continúa recuperándose de la devastación provocada por las tormentas tropicales consecutivas en junio. La gente todavía no tiene hogar, las casas aún están dañadas.

Sanitizacion en las calles residenciales.
Photo credit: elsalvador.com

El mundo entero está sufriendo, y los salvadoreños saben que no es solo su pequeño rincón. Pero este pequeño rincón del mundo parece estar lleno de dolor. Nuevos negocios, salud, seguridad, sueños, y el comienzo de cosas nuevas, todo esto destruido para muchas familias. El miedo a un virus que roba a los seres queridos y la incertidumbre de encontrar ayuda, en caso que otro ser querido la necesita. No son buenas opciones con un sistema de salud debilitado y una economía debilitada también. La angustia es contagiosa y se propaga todos los días de un hogar a otro.

Pero tal vez El Salvador esté más listo que para la mayoría, el enfrentar pérdidas indescriptibles y caminar por las profundas aguas del dolor. El Salvador ha sufrido profundamente la guerra y los disturbios civiles, la violencia y la pobreza. Los salvadoreños son fuertes y resistentes, y la esperanza nunca se cuenta entre sus pérdidas. Los salvadoreños se cuidan unos a otros y saben que la fortaleza viene en el cuidado y la comunidad, en fe y confianza en Dios.

Nuestro equipo del Centro de Recursos El Faro ha sido un buen trabajo coordinando la ayuda de emergencia.

Por supuesto, hay momentos de duda, disputas políticas y críticas, momentos de miedo y preocupación. Pero que privilegio sentimos estar aquí viviendo esta pandemia con nuestros amigos y vecinos, aprovechando su fuerza, apoyándonos en nuestra fe para unir virtualmente las armas y seguir avanzando. Sabemos que somos más fuertes cuando trabajamos juntos, así juntos debemos trabajar. No todo está perdido y la historia no ha terminado. Las estadísticas amenazan con abrumarnos, derribarnos, pero hay pequeñas cosas que puedo hacer todos los días, y que tú también puedes hacer. Ora por nosotros y si puedes únete a nosotros, mientras avanzamos juntos en los desafíos que tenemos por delante.

Más allá del privilegio de vivir estos días extraordinarios en un lugar extraordinario, es un privilegio más profundo aún estar en una posición no solo para recibir aliento y cuidado, sino para ofrecerlo a otros y encontrar la belleza de las cosas. Todavía vemos a mujeres enfocadas en hacer lo que pueden para salvar sus negocios, y todavía están forjando su camino hacia adelante. Vemos hombres que salieron del albergue temporal cuando tuvimos que cerrar a medida que se extendía la pandemia, quienes han permanecido sobrios durante ya 4 meses y seguimos contando. Vemos adolescentes que están haciendo terapia a través de WhatsApp y presionando hacia adelante en sus compromisos de recuperación.  Todos los días vemos pequeños recordatorios de que las pandemias son grandes, pero Dios es más grande todavía y está aquí en esta hermosa tierra que da testimonio de su nombre….El Salvador.

 

Sources:

Informe de Coyuntura Económica
FUSADES, May 2020

Latin America is battling one disaster as a mammoth recession looms. 
CNN, July 26, 2020

Mayor impacto de la pobreza en El Salvador que resto de Centroamérica: Cepal
La Prensa Gráfica, July 16, 2020

People are dying at home amid collapsing health system in El Salvador. 
Doctors without Borders, July 9, 2020

El Salvador fights locust plague that threatens agriculture in Central America. 
Web 24 News, July 22, 2020

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