Being a woman in El Salvador means being strong, courageous, and inventive. It means not giving up. It means working, raising children, and moving forward in your life. Too often, it means doing all of these things alone.

In 2015 185,625 women in El Salvador were registered as the head of their households according to an official survey conducted by OISS (Organización Iberoamerica de Seguridad Social). Of that number 2,689 of those women registered were between the ages of 15 and 19. These women are supporting their homes economically and emotionally and most often without the help of a husband or partner.

There are many single moms involved in our programs, and I admire each and every one of them. They earn money for their families, raise their kids, and serve their communities. They are strong and beautiful.

Laura is one of these moms that we are privileged to know. She has had to struggle against the weight of poverty after the father of her children left her alone to support herself and her children. This is no easy task for single moms no matter where they live, and in El Salvador the weight of it can be crushing. There is the fear of gangs recruiting her children, and expenses for school, housing, and food for her children began to pile up. Even public schools aren’t free as mothers must pay for school supplies, shoes, and uniforms for their kids. Childcare is hard to come by. Some women can rely on family members or neighbors but often with so many mothers in the same situation, it is nearly impossible to find reliable childcare. Laura found herself in these circumstances. Finding a flexible job was tough, and with twins, she had double the childcare costs.

When we met Laura 3 years ago she was angry and disappointed with life. Her life is difficult, and everything seemed to be stacked against her. She has also suffered through the trauma and violence that are part of the fabric of life in El Salvador. We thank God that she came to us, where we could get her counseling, support her, and pray for her and her children.

Laura has not given up on life…where there was disappointment and anger there is now a gorgeous smile. She has found employment through our card-making micro-enterprise and she is able to work flexible hours and coordinate childcare through a family member on a fairly consistent basis. She has achieved a measure of financial stability, and she has also found food security for her children through our food co-op. Her and her children are also involved in our weekly Bible study program where they can feed their souls, and find solidarity with others who are on the same journey.

Despite the obstacles of being a single mom in poverty, Laura is a beautiful example of the strength found in so many households.  Laura is making decisions and is taking steps to move from a disordered life to one of order and security for her and her children. Being a woman in El Salvador has been a challenge for her, but it has also been a source of her creativity and tenacity as she moves forward in her life, growing, and setting a beautiful example for her children.

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Ser mujer en El Salvador significa ser fuerte, valiente y muy creativa; significa no darse por vencida, trabajar, criar hijos y salir adelante en la vida. Con mucha frecuencia significa hacer todas estas cosas sóla.

En el 2015, según una encuesta oficial de OISS (Organización Iberoamérica de Seguridad Social), 185,625 mujeres en El Salvador fueron registradas como las cabezas de su hogar. De esa cifra 2,689 mujeres estaban entre los 15 y 19 años de edad. Estas mujeres están apoyando sus hogares económica y emocionalmente, y la mayoría de veces, sin la ayuda de un esposo o compañero de vida.

Hay varias mamás solteras involucradas en nuestros programas y admiro a cada una de ellas. Ganan dinero para sus familias, crían a sus hijos y sirven en sus comunidades. Son fuertes y hermosas.

Laura es una de esas mamás a quienes tenemos el gusto de conocer. Ella ha tenido que luchar contra el peso de la pobreza después que el padre de sus hijos la abandonara y ella tuviera que cuidar de sí misma y de sus hijos. Esta no es una tarea fácil para una mamá soltera, no importa dónde vivan, pero en El Salvador el peso puede ser aplastante. Existe el temor de que las pandillas recluten a sus hijos, adicionalmente, a los gastos de educación, vivienda y alimentación que van acumulándose día con día. Aún las escuelas públicas no son gratis, pues hay que pagar por útiles escolares, zapatos y uniformes para los chicos.

Por otro lado, el cuidado de los niños también se complica. Algunas mamás pueden apoyarse en sus familiares o vecinos, pero muchas veces con tantas mujeres en la misma situación, se vuelve casi imposible encontrar cuidado para los niños que sea confiable. Laura se halló en estas circunstancias y encontrar un trabajo flexible con las horas, más el hecho de tener gemelos, tenía el doble de costos.

Cuando conocimos a Laura hace 3 años, ella estaba enojada y descepcionada con su vida, ya que era difícil y todo parecía estar en su contra. Ella también ha sufrido el trauma por la violencia que son parte del día a día en la vida en El Salvador. Estamos agradecidos con Dios por traerle con nosotros a el Proyecto El Faro, donde pudo obtener consejería, apoyo y oración para ella y sus hijos.

Laura no se ha dado por vencida con la vida… Donde antes había descepción y enojo, ahora hay una sonrisa. También está involucrada en nuestra micro-empresa de elaboración de tarjetas de filigrana, lo que le permite trabajar en un horario flexible y procurar coordinar el cuidado de sus hijos. Ha alcanzado cierto grado de estabilidad económica y algo de seguridad en cuanto a alimentos, ya que por los últimos dos años ha sido parte de la Cooperativa de Alimentos que MTES maneja. Ella y sus hijos están involucrados en los Estudios Bíblicos semanales que impartimos, donde nuestros clientes pueden hallar alimento espiritual y solidaridad con otros que están en un “viaje” similar al suy0.

A pesar de los obstáculos de ser una mamá soltera viviendo en pobreza, Laura es un ejemplo de la fortaleza que se encuentra en tantos hogares. Laura, poco a poco, está tomando decisiones y tomando pasos para moverse de una vida desordenada a una de orden y seguridad para ella y sus hijos.

Ser mujer en El Salvador ha sido y sigue siendo un desafío para ella, pero también ha sido una fuente de creatividad y tenacidad mientras se esfuerza por salir adelante en la vida, crecer y lograr un día establecerse como un ejemplo a seguir para sus hijos.