Full disclosure? Sometimes my default setting becomes hopeless. Or frustrated. Maybe discouraged. Or even ashamed.

Yes, I’m ashamed to admit that there are days that I want to give up. We’ve faced enough hard things as a staff that I know it’s not just me. The thing is there are some days when the broken systems around me feel like mountains that are just too big to climb. It’s like I’m spinning my wheels trying to wind up a muddy slope. It’s messy, and I end up feeling tired and dirty by the end of the day.

But some days are different.

This past Monday was one of those days. If you follow our work, you know that we launched the Lighthouse Resource Center back in January. We have celebrated many exciting moments with you all on this blog and our other communications. But full disclosure today, right? Some days are really hard.

We have opened this center in the heart of a really rough neighborhood and our clients bring some really heavy baggage with them when they walk through the door. A really difficult part of this process has been helping all of our previous clients to transition into the new system. My role has been to help guide the survivors of trafficking and exploitation that we serve through that process. As they transition into the resource center they need to work through various levels allowing them to access services like counseling, life skills training, social support, and spiritual encouragement. Throughout the process I’ve struggled with frustration and helplessness.

But this past Monday I celebrated.

Three women completed level 3 after so many ups and downs. They are now in level 4 and set to launch job training and make final preparations to step out into a new chapter. Starting this level of the resource center means they are involved in the community, they are participating in their healing, and they are making plans for the future.

I’m not going to lie, it’s been an uphill battle.

But as I reflect on this milestone, I realize that my default setting is wrong so many times. I remember again that nothing is impossible with God, and that maybe he does a thousand little impossible things to redeem some pretty big things that I never even saw coming.

So here I am today, wrong again, daring to hope just a bit more, and daring to believe that broken systems don’t mean that everyone has to stay broken…not even me.

¿Les soy honesta? A veces me encuentro en modo frustrado o desesperado quizás desánimo. Incluso en vergüenza.

Sí, me da vergüenza admitir que hay días que quiero renunciar. Hemos enfrentado suficientes dificultades como Staff, sé que no solo a mí me pasa. La cuestión es que hay algunos días en que el entorno no funciona como debería y sentimos como que vamos cuesta arriba en montañas que son demasiadas altas para escalar. Es como si las llantas de un vehículo estuvieran atascadas tratando de avanzar en una pendiente fangosa. Es problemático y al final del día termino sintiéndome fatigada.

Pero algunos días son diferentes.

El lunes pasado fue uno de esos días. Si usted sigue de cerca nuestra labor, sabrá que tuvimos nuestro lanzamiento del Centro de Recursos El Faro en enero pasado. Hemos celebrado y compartido muchos momentos emocionantes con todos ustedes a través de este blog y a través de nuestras redes sociales. ¿Pero estamos siendo honestos verdad? Algunos días han sido realmente difíciles.

Hemos abierto este Centro de Recursos en el corazón de un vecindario realmente difícil y nuestros clientes traen consigo una carga muy pesada cuando cruzan la puerta. Una parte realmente difícil de este proceso ha sido ayudar a todos nuestros antiguos clientes a pasar la etapa de transición hacia el nuevo sistema. Mi papel ha sido ayudar a guiar a los sobrevivientes de la trata y explotación que son ayudados a través de este proceso. A medida que hacen la transición al centro de recursos, necesitan trabajar a través de varios niveles que les permitan acceder a servicios como asesoramiento, capacitaciones en habilidades para la vida, apoyo social y aliento espiritual. Durante todo el proceso he luchado con la frustración y la impotencia.

Pero el lunes pasado celebré.

Tres mujeres completaron el nivel 3 después de tantos altibajos. Están listas para iniciar la capacitación laboral y hacer los preparativos finales para avanzar hacia un nuevo capítulo en sus vidas. Comenzar este nivel del centro de recursos significa que están nuevamente involucradas en la comunidad, están participando en su sanación y están haciendo planes para su futuro.

No voy a mentir, ha sido una batalla cuesta arriba.

Pero al reflexionar sobre este período, me doy cuenta de que cuando me encuentro de este “modo”, es incorrecto. Vuelvo a recordar que nada es imposible para Dios, y quizá él hace miles de pequeñas cosas imposibles para cumplir otras cosas que son muy grandes que ni siquiera podría imaginar.

Así que aquí estoy hoy, equivocada de nuevo, atreviéndome a esperar un poco más, y atreviéndome a creer que dentro de un entorno dañado no significa que todos tengan que permanecer dañados … ni siquiera yo.